domingo, 8 de marzo de 2009

Mi feminismo

Hace un rato he oído que Zapatero se ha declarado feminista. Me temo que no entendemos lo mismo por feminismo, pero... puede que sea feminista... de acuerdo con su idea del asunto.
Son tantas las palabras que nos han robado que no puedo dejar de declararme feminista, porque Zapatero lo haya dicho.
En primer lugar, para dejarnos ya de personajes confusos, debería declarar inmediatamente que si digo que soy feminista no debe entenderse que me considere coherente con esta posición, con esta opción. Una cosa es una cosa y otra, otra.
Pero tampoco podría ser feminista si no luchara seriamente por eliminar mis incoherencias, si no intentara ver en mí contradicciones que han sido (y aún son) invisibles para mi mirada, si no fuera consciente de que he sido educado en el patriarcalismo y que esa misma educación (vivencial, reiterativa, omnipresente...) me ha generado grandes zonas de oscuridad, aspectos y reacciones que "no veo" si no hago un paciente y humilde trabajo para alumbrar esos recovecos y, sobre todo, si no tengo la determinación práctica de entrar en un largo proceso de "desintoxicación" real.
Es difícil para un miembro de la mitad privilegiada adoptar la perspectiva de la mitad discriminada y es muy fácil autoengañarse, sentirse agredido, encima, ser en exceso "comprensivo" con los propios tics (de conducta, de ideas, de sentimientos...), justificarse, minimizar, dar cuanto antes el trabajo por terminado, expulsar el patriarcalismo por la puerta y no ser consciente de que vuelve a colarse por las ventanas, retornar una y otra vez a las actitudes de poder, a la salvación, a la persecución e, incluso, a la victimización...
La mitad discriminada de la humanidad ha conservado valores y actitudes sin cuyo desarrollo no podremos construir otro mundo radicalmente diferente del actual. La mitad privilegiada de la humanidad ha ido promoviendo valores y actitudes con cuyo desarrollo terminaremos destruyendo la tierra y la vida y adentrándonos en la barbarie (o sea, en la exacerbación de lo dominante). La mitad privilegiada de la humanidad (y la otra mitad) hemos sido troquelados en estos valores... pero no son nuestros. Del mismo modo, tal vez con bastante más trabajo, que los hemos aprendido, podemos desaprenderlos.
Sin la crítica de nuestras compañeras no podremos hacerlo. Es esta crítica la que puede mantenernos en la onda (que dicen lxs nicas), activos en esta lucha, porque de lucha se trata, interna y externa, atentos, despiertos, abiertos y expectantes ante nuevas posibilidades de cambio, de aprendizaje y de desarrollo personal y colectivo, de superación de esta "aculturación disyuntiva" entre términos distantes y opuestos, lo masculino, lo femenino.
Sólo espero que lo hagan desde sus valores y actitudes... y no desde los nuestros, que tengan la paciencia y el cariño necesarios, sin perder por ello la combatividad y la valentía.
Sé que no es el lugar, ni el modo... y que hacerlo aquí y ahora no me excusa de hacerlo, cuando sea posible, cara a cara... pero me gustaría pediros perdón, más a quienes más he discriminado y ofendido de muchas maneras diferentes. Tal vez sea más grave esa discriminación continuada, inconsciente e impersonal, pero ahora se me vienen a la memoria (y creo que cada vez soy más consciente de ellas) las puntuales, las que ya en su momento fueron conscientes, aunque fueran "autojustificadas", las que tienen nombre y apellidos... y rostros. Aunque ya no tengan remedio, creedme que lo siento mucho.

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