lunes, 9 de febrero de 2009

Acerca del futuro del sistema

El taller sobre género que hemos tenido este fin de semana me ha tenido alejado de este espacio, en el que quiero escribir, al menos, una vez por semana. En cualquier caso ha merecido la pena: trabajar con un grupo de profesorxs tan, por un parte, cercanxs y tan, por otra, motivadxs... es una gozada.

Hay tanta gente intentando hacer tantas cosas (y no sólo en el terreno de la educación formal y no formal) que no me parece absurdo mantener viva la esperanza de que todo eso precipite en cualquier momento y dé un buen susto a quienes se empeñan en invisibilizar el incontable archipiélago de lo alternativo, a quienes no consiguen o ni siquiera intentan romper las barreras que lo ocultan, a quienes se esfuerzan en negar la existencia de otras islas valiosas, salvo la suya,
a quienes rompen o no construyen los puentes entre ellas...

Precisamente a lo que vengo dándole vueltas en algunos ratos, en los últimos días, es a una de las ideas que me parecen más llamativas del artículo de Wallerstein (aquí al lado está el enlace). No ya a la previsión de que el actual sistema no va a durar más allá de treinta años, sino a la afirmación de que no se sabe qué puede venir después. Esa afirmación incluye otras dos. Lo que viene puede ser peor que lo actual, una, y, dos, depende de lo que hagamos cada unx de nosotrxs.

Comparto desde hace bastante tiempo estas ideas y me parece que merece la pena reflexionar sobre ellas. No tanto la previsión del fin del capitalismo en treinta años... no porque tenga argumentos para oponerme a ella, sino porque no los tengo para apoyarla. Sí que me gustaría decir que los cambios están empezando ya a producirse, al menos desde las crisis de los 70. Me seduce mucho la idea de que el futuro ya está aquí, contenido en el presente, de que ya están los pequeños cambios que, cuando el caldo esté saturado y se produzca un precipitante adecuado, darán, de modo relativamente rápido, forma a un(os) sistema(s) relativamente estable.

El marxismo basó sus análisis y sus previsiones en el proceso de transición entre el feudalismo y el capitalismo... lo que podríamos llamar una transición "hacia arriba", En todo él hay, creo, herramientas valiosas de análisis... pero la construcción total concreta, a pesar de sus pretensiones científicas, suscitan muchísimas dudas. Al menos, a mí. Esclavismo, feudalismo, capitalismo y socialismo... me parece sólo una de las posibilidades. Me parece más abierto y un mejor reflejo de lo real la idea de Wallerstein (y de mucha otra gente) de que el futuro no está escrito, que depende de lo que hagamos y que lo que viene, sobre todo si no hacemos nada o lo hacemos mal... mucha gente, puede ser peor que lo actual.

¿Y si el modelo de transición no es el del feudalismo al capitalismo, "hacia arriba", sino el del esclavismo al feudalismo, o sea, "hacia abajo"? Y ello con todos sus siglos de ruralización, de ruptura de las comunicaciones, de fragmentación continuada de las unidades económicas (desde el imperio más extenso... hasta la villa más aislada), de retroceso técnico y tecnológico... sus destrucciones, sus invasiones bárbaras, sus incontables procesos bélicos de asentamiento, rapiñas, luchas por la expansión...

No me quiero "enrollar", pero me parece evidente que algunos de los elementos posibles y necesarios para un neofeudalismo ya están aquí. Creo que en el futuro, cuando termine lo que tengo entre manos, intentaré escribir un libro sobre esto. Ya tenía un título provisional: "Neomonacato vs. neofeudalismo". No temáis. Ya no me gusta ese título. Luego lo cambié por el de "Propuesta para otra cosa"... que, de momento, es el que tiene. Ya veis. Soy capaz de poner varios títulos a un libro que ni siquiera he empezado. Bueno, si hay que ser sinceros del todo, habrá que decir que algo sí que he escrito ya... suelto y deslavazado.

Pero la idea que, me parece, ahora viene a cuento es la de que hay una alternativa posible al futuro neofeudal y que, del mismo modo, los elementos posibles y necesarios para esa alternativa ya están aquí. Ojalá seamos capaces de identificarlos y potenciarlos, de crear otros necesarios y complementarios, de continuar con los intentos y los fracasos, la búsqueda y la experimentación... hasta que algo cuaje, algo que, de verdad, nos haga saltar las lágrimas de emoción y de alegría. La gente ya está, ya estamos. Alguna va a estar en el juicio a los policias que nos machacaron en las escaleras del congreso. Otra, en parte la misma, ha estado este fin de semana en Los Chozos, haciendo un taller de género... pero otra mucha está en otros miles de sitios haciendo otras miles de cosas, aparentemente (y no sólo aparentemente) inconexas que, tal vez sin saberlo del todo, van confluyendo hasta que el conjunto estalle en todo su esplendor.

¡Y yo que lo vea!

(
He comenzado a colocar los artículos que me parecen especialmente valiosos en el propio blog. Alguna de mis personas más cercanas me llaman la atención sobre el peligro de resultar pesado y contraproducente si me empeño en mandar artículos a diestro y siniestro. Por otra parte, alguna gente me ha escrito para comentar alguno muy favorablemente. Podría seguir mandándoselos a quienes quisieran y le resultara más cómodo que entrar en el blog, donde voy a seguir subiéndolos. Supongo que esa es la solución buena).


No hay comentarios: