sábado, 27 de junio de 2009

Cómo avanzar en esta situación de crisis (III)

Soy consciente de que esto va a ser muy incompleto. Escrito, además, a salto de mata... y espurgando cosas según la inspiración o lo que sea. Pero me gustaría seguir con las lecciones de la crisis, intentando entender qué ha pasado, verlo con la suficiente perspectiva y con la mayor sencillez posible. Aunque tenga que hacer una decena de entradas (más breves que las anteriores) y publicadas sin continuidad.
Mi sentimiento dominante es el de que hemos sido engañadxs... o nos hemos dejado engañar... o nos hemos encontrado el engaño montado y hemos nadado en él como hemos podido. Procede de Marx, que yo sepa, la idea de que el capitalismo ha cumplido un papel positivo en la historia... algo así como que ha desarrollado tanto la riqueza y la ciencia y la tecnología que crea las condiciones para su propia superación. No digo que no... no le voy a llevar la contraria al de las barbas, pero tengo con frecuencia la impresión de que lo que ha hecho ha sido meternos en un callejón sin salida, en una ramal muerto, que no lleva a ninguna parte... y del que se sale bien con dificultad, si es que puede salirse bien. Mal, seguro que sí... sin remedio. No hay mal que dure quinientos años! Espero.
¿Cuáles han sido los engaños gordos? Que a mi se me ocurran:
- Dejar de intentar satisfacer nuestras necesidades materiales a partir de nuestro trabajo y nuestros recursos comunitarios y dejar la iniciativa (secundar, ser cómplices, aceptar...) a personas individuales o pequeños grupos (propios o ajenos) que buscaban enriquecerse, acumular, crecer...
- Poner como meta el desarrollo de este sistema "complicándonos" en un consumo creciente y cada vez más sofisticado de necesidades cada vez más injustificables.
- Sustituir el trabajo de relaciones interpersonales e intrapersonales de satisfacción de nececesidades emocionales y morales o espirituales o de valores, cómo queramos llamarlas, por... por más consumo.
- Olvidar, no ver, no querer ver, que este incremento desmesurado del consumo nuestro significaba discriminación, miseria, injusticia "exportada". A la mayoría de la población de los países del sur y a la minoría de la población de los países del norte.
- Olvidar, no ver, no querer ver, que este incremento significaba destrucción, desaparición, contaminaciones varias, "afeamiento", formas de vida insostenibles, ariscas, tóxicas, tensas, ruidosas, enfermas... también emocionalmente y moralmente.
Siempre se puede concebir más injusticia, más miseria y más destrucción... pero no parece que haya otro camino que una cierta vuelta atrás: una vuelta a la tierra, una vuelta a la sencillez, una vuelta a un nuevo tipo de relaciones y comunidades... para cambiar de rumbo, para irnos acercarnos a la salud, a la libertad... y a la posibilidad de sentido.
Todo esto me parece tan evidente, ha sido tan repetido de tantas maneras por tantas personas... que siempre me encuentro esperando que cuaje, que precipite... que nos pongamos a ello.
Antes de acabar de escribir esto me doy cuenta de que ya nos hemos puesto a ello, aunque todavía sea difícilmente visible y tenga una coherencia insuficiente, al menos en mi caso. Y entonces me digo, mucho más alegre de lo que empecé: soltemos la impaciencia y sigamos trabajando/luchando y mejorando nuestro trabajo/lucha.

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