viernes, 24 de abril de 2009

Cómo avanzar en esta situación de crisis (II)

Lo tercero sería aclararse (debatir y acordar) sobre las raíces de la crisis. Las raíces de fondo... no tanto los precipitantes de una crisis financiera. Algo así como esa dinámica de preguntarse tres veces consecutivas "pero, por qué", de manera que nos veamos obligados a descender en la profundidad de la explicación, sin descansar y desistir en el primer nivel de respuestas, ni en el segundo.
Me parece que nos han engañado haciéndonos creer que economía y política son dos cosas distintas, cómo si la política fuera el terreno en el que las personas y los colectivos podríamos (en el mejor de los casos) decidir, aunque fuera a través de representantes lejanxs, incontroladxs, vendidxs, cómplices... y la economía un terreno técnico en el que las decisiones son científicas o cuasicientíficas y deben ser tomadas por expertos (aquí no hay casi ninguna mujer) sin intervención de la política. Es decir, hemos llegado a una situación en la que no se fían ni siquiera de sus cómplices políticos, que pueden verse obligados, presionados o tentados (para obtener apoyos electorales) a tomar decisiones "incorrectas", anticientíficas.
¿Que sería lo incorrecto, lo anticientífico? Pues eso, el proteccionismo, en cualquiera de sus formas, cualquier cosa que huela a proteccionismo, que pueda restringuir su acceso a la tarta global e integral, el gasto público, sobre todo si no es "productivo" (entiéndase, que no da beneficios ni directos ni indirectos para el capital), y, por supuesto, el servicio público, el hurtar campos importantes como la educación, la sanidad, la banca, el transporte... a la lógica del beneficio privado, la inflacción, aunque sea en un pequeño porcentaje, los impuestos directos que gravan el capital o sus beneficios, el control sobre la circulación de capitales... El combatir todo esto se ha hecho con el apoyo de auténticos dogmas. Nos han engañado, nos han metido en un callejón de dificilísima salida y no vamos a encontrarla si no rompemos estos dogmas neoliberales.
La cosa sería como sigue: 1) nos han ido metiendo en la cabeza que la política no debe inmiscuirse en la economía...2) mientras, la riqueza y el poder económico han continuado su proceso de concentración hasta extremos impensables... 3) esta concentración de poder económico se ha ido traduciendo (en realidad, son dos caras de la misma cosa) en poder político, de forma que ha hecho imposible cualquier noción de democracia, aunque sea mínima: los gobiernos han visto tan restringida su área de acción que sólo tienen alguna influencia en lo secundario, ni siquiera en el urbanismo, ni siquiera en el transporte... (porque son claramente cuestiones económicas) y este área de acción no hace más que restringirse, de forma que... 4) los gobiernos sólo se dedicarán a... mantenerse en el gobierno y, el círculo se cierra, 5) los dogmas de la no injerencia de la política en la economía se hacen hegemónicos... puro sentido común.
Como la política no debe inmiscuirse en la economía, la inmensa mayoría de las decisiones que afectan a nuestra vida (personal también, no sólo colectiva) la toma, en último extremo, un pequeño grupo (menos de 10.000 personas en todo el mundo) que concentra un poder inimaginable y que sólo busca incrementar ese poder. O sea,arrebatarnos el escaso poder que nos queda, desempoderarnos.
Hemos dejado en manos inhumanas (contrarias a todo lo que llamamos valores y dignidad de la persona) la dirección de nuestras vidas.
Y ahora tenemos que aplicarnos a apuntalarlos, engordarlos, sostenerlos... porque sin ellos nos quedamos sin empleo, y sin dinero, y sin consumo... y sin sentido. Con ellos, por contra, teníamos empleo... y dinero... y consumo, que era todo nuestro sentido.

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